Carencia por acceso a la alimentación
Que para muestra, un botón, se dice y a nosotros nos ha tocado hoy corroborar que no se necesita mucho más que un indicador para develar la gravedad en la que nuestra sociedad subiste. El catálogo de indicadores claves del el INEGI nos detonó de manera literal la preocupación con la lectura de cifras sumamente críticas: El porcentaje de la población con carencia por acceso a la alimentación. Se consideran en situación de carencia por acceso a la alimentación aquellos hogares que presenten un grado de inseguridad alimentaria moderado o severo; en otras palabras que no saben si comerán las tres comidas en los próximos días. La cifras para el Estado eran elevadas en el 2010 con el 21.4%, ligeramente inferiores al promedio nacional; dos años después, en el 2012, la cifra aumentó a 25.1%, sobrepasado el promedio nacional que para ese año registró el 23.3%.
No cabe duda de que estos datos nos hablan de precariedad, situación que afecta a un cuarto de la población de Yucatán. Como sociedad estamos reprobados al no poder garantizar el mínimo de seguridad para lo más básico: la comida.

