Radiografía del electorado meridano
Ahora que las aguas están tranquilas y han tomado su nivel, debemos hacer una pausa para analizar de manera calmada y fría el perfil del votante meridano. Sin duda, el comportamiento del elector es una cuestión compleja; no obstante en el afán de entender este comportamiento realizamos una tipología de comportamiento electoral en base a tres variables:
- Partido con quien te identificas,
- Partido que considera que gobierna mejor
- Y rechazo partidista (nunca votaría).
Como resultado de este análisis obtuvimos conglomerados más o menos homogéneos que agrupamos en diez grupos primarios:
Las personas que se definen como votantes duros son aquellos con una simpatía abierta hacia un partido y califican como el mejor en su forma de gobernar y que afirman que nunca votaría por un partido contrario al que simpatizan. En el caso del PAN la cifra es del 23% y del PRI del 31%; le siguen los votantes moderados que no obstante simpatizar con algún partido eventualmente podrían votar por otro partido o bien juzgan que no necesariamente el de su simpatía es el mejor para gobernar el PAN registra un 2% y el PRI un 4% en este tipo de votantes; de tal suerte que podemos hablar en términos globales de un 25% que se define panista y un 35% que se define priista. Luego se encuentran los que se definen como simpatizante de un partido de Izquierda que en total suman un 4%; Los que no se identifican con ningún partido político que en total son un tercio de los votantes (31%), estos a su vez se pueden dividir en anti panistas (1%), anti priistas (3%) y anti izquierda (4%) y por último se encuentran los indiferentes quienes no se identifican con ninguno y todos les parece igual que son el 5%. Para simplificar entonces podemos hablar en términos globales de un 25% panista, un 35% priista, 4% de Izquierda, 31% independiente y un 5% indiferente.
Ahora bien ¿Por qué entonces los resultados en la última elección?, en las elecciones realizadas para presidente municipal donde resultó ganador el abanderado del PAN. Nos permitimos hacer algunas hipótesis si comparamos los resultados públicamente disponibles (que dicho sea de paso no hay datos oficiales públicos en formato que faciliten este tipo de análisis) que no obstante sus limitaciones en números globales se pueden dar como válidos.
- El PAN obtuvo el 45% de los votos es decir 20 puntos porcentuales adicionales de los que se declararon sus simpatizantes, necesariamente estos vinieron de los independientes, lo que significa que el PAN no la tiene ganada de manera automática en cada elección su respectivo candidato tiene que convencer a ese electorado independiente que seguramente vota más por el candidato que por el partido. Eso explicaría, por ejemplo su derrota en 2009
- El PRI junto con su aliado el PVEM obtuvo el 40% de los votos, únicamente 5 puntos porcentuales adicionales de su reserva de simpatizantes, seguramente de aquellos independientes anti panistas y anti izquierda. En este caso el candidato priista poco aportó a su causa y no logró conquistar a ese electorado más escéptico y que pide un candidato digamos que con un perfil diferente al tradicional priista.
- El caso de Movimiento Ciudadano podemos inferir que el 7% obtenido provienen de esos independientes, y cuestiona aquel razonamiento que fue la cuña para restarle votos al PAN, para ser precisos se debería decir que esos independiente no se encartaron al PAN, y no que son una resta al PAN.
- La izquierda, obtuvo su 4% únicamente que dividido en dos fuerzas principales PRD y MORENA
- Los indiferentes también se refleja en el 3% de votos nulos o de candidatos independientes.
Una pregunta interesante ante el escenario de una posible aparición de candidatos independientes, ¿son viables desde el punto de vista electoral para la ciudad de Mérida? , por principio los números nos dicen que sí, la base del perfil del votante independiente (31%) más el electorado moderado de los partidos grandes (6%) te dan un piso del 37% sin duda una cifra para ser competitivo, pero no garantiza el éxito electoral porque habría que convencer al 100% de los independientes, tarea con un grado alto de dificultad, necesariamente tendría que haber una escisión fuerte en algún partido grande o bien una alianza de facto como ya ocurrió en otras latitudes.



