El ABC del Béisbol

Seattle logra un histórico título y deja el escenario listo para el regreso del béisbol

Hoy, un día después del ´"Súper Domingo", abrimos un paréntesis en este blog dedicado al béisbol para reconocer a los Halcones Marinos de Seattle, flamantes campeones de la NFL, por su histórica y apabullante victoria ante los Broncos de Denver en la edición 48 del evento deportivo más importante de Estados Unidos. Ahora, regresa el "rey de los deportes"; como publicó el portal de internet de las Grandes Ligas: "Adiós, Súper Tazón, es de nuevo el turno del béisbol".

A continuación, el relato de la proeza de Seattle en la final contra Peyton Manning y los Broncos: 

Los Halcones Marinos se convirtieron en el primer equipo desde los Osos de Chicago de 1985 en ser los líderes en la liga en menos puntos y yardas permitidas y entregas de balón fozadas. Y anoche, de forma muy similar a como aquellos temibles Osos, los “Monstruos del Midway”, apalearon 46-10 a Nueva Inglaterra en el Súper Tazón, Seattle arrolló y humilló a la que se decía que era tal vez la mejor ofensiva de todos los tiempos. La monumental victoria de 43-8 sobre los Broncos de Denver representa el primer cetro para los Halcones Marinos y coloca al equipo de Pete Carroll entre las defensivas más notables de la historia.

A la altura de los Cuervos de Baltimore de Ray Lewis, que hicieron pedazos a los Gigantes de Nueva York, 34-7, en el “Súper Domingo” XXXV, y de los Osos de Mike Ditka, Buddy Ryan y el “Refrigerador” Perry. O quizá arriba.

Los flamantes campeones dieron una magistral exhibición defensiva. Su demoledora actuación fue el mejor ejemplo de cómo hay que jugar fútbol americano. “La base de todo son los fundamentos”, dijo Earl Thomas, estelar profundo de Seattle. Thomas y sus compañeros los aplicaron a la perfección. Ultra agresivos y sin fallar tacledadas, siempre estuvieron encima de los jugadores de Denver, no dejándolos respirar. De acuerdo con ESPN, Seattle es el segundo equipo con touchdowns en pase, carrera, regreso de una patada de salida y de una intercepción. Baltimore lo consiguió en el Súper Tazón XXXV.

“Nos sentimos grandiosos. Ha sido un año largo, pero el equipo realmente invirtió para obtener esto, y ahora podemos decir que somos campeones mundiales”, expresó Carroll al término del partido. “Es algo importante llevar esto de regreso a casa. Tenemos una gran afición. No puedo esperar a regresar a ellos para poder entregarles este trofeo”.

Su victoria fue histórica y brillante en todos los aspectos del juego. Sólo tres equipos, incluyendo a Seattle, anotaron con ofensiva, defensiva y equipos especiales en la gran final.

Los Halcones salieron al emparrillado con un hambre que no se les vio a los Broncos. Parecía que sólo un equipo disputaba el trofeo Vince Lombardi. Seattle se cansó de pegar y hacer grandes jugadas. A base de duros golpes ablandó a un equipo fino, acostumbrado a ganar gracias al brazo de Peyton Manning.

¿Qué tan dominante fue el éxito de Seattle?

Cuando faltaba un cuarto por jugar, Richard Sherman, el alma y bujía de la “Legión del ‘Boom’”, tuvo que salir por lesión, pero su ausencia no fue un factor, pues el partido estaba decidido. Sherman y la estupenda defensiva secundaria de los “Seahawks”, siempre oportuna para hacer las marcaciones y tacleadas y durísima con sus rivales, borró al cuarteto de receptores que ayudó a Denver a anotar 606 puntos, un récord. En la primera mitad, el campeón de la Americana anotó 0 puntos. Fue la primera vez que un equipo es blanqueado en los dos primeros dos cuartos de una final desde que los Gigantes se fueron en blanco contra los Cuervos en 2001.

Los Broncos lograron su primer primero y diez, por conducto del corredor Knowshon Moreno, hasta el segundo cuarto. Su único touchdown –un envío de Manning- se dio a finales del tercero, cuando Seattle ya estaba más relajado.

“LAS DEFENSIVAS GANAN CAMPEONATOS”

Paul “Oso” Bryant, legendario couch de la Universidad de Alabama, una vez dijo: “Las ofensivas venden boletos, las defensivas ganan campeonatos”. Una frase que cambió con el tiempo a “las ofensivas ganan juegos”. Denver ganó varios encuentros, llenó estadios y fue un gran espectáculo por su prolífico ataque. Pero a la hora de la verdad, contra la defensiva número uno, su ofensiva fue una caricatura. Desde la segunda jugada del encuentro se notaron los nervios; un mal centro del liniero de origen mexicano Manny Ramírez se convirtió en un “safety” (dos puntos para Seattle) y un presagio de lo que estaba por venir. Manning fue presionado, jamás estuvo cómodo y sus dos intercepciones y varios malos pases fueron prueba de ello. Los Halcones Marinos sólo lo capturaron una vez y lo sacaron totalmente de ritmo, una muestra de la enorme capacidad de esta ruda y atlética defensiva. La ofensiva terrestre de los Broncos fue inexistente (Moreno tuvo 5 acarreos para 17 yardas). El apoyador Malcolm Smith, quien logró cinco tacleadas y devolvió una intercepción a las diagonales, fue nombrado el Jugador Más Valioso, distinción que igual se pudo haber llevado el profundo Kam Chancellor, quien dio un golpazo tras otro y consiguió otra intercepción. Lo de Denver fue una comedia de errores; en total perdieron el ovoide en cuatro ocasiones. Al comenzar el tercer cuarto, cuando los Broncos todavía tenían una ligera esperanza, un regreso de patada de 87 yardas de Percy Harvin a las diagonales, tras la patada de salida, puso la pizarra 29-0 y los enterró. El dinámico Harvin, quien casi no vio acción esta campaña debido a una lesión, fue clave en la final. Añadió 45 yardas por tierra.

En una época en la que dominan las grandes ofensivas y ataques aéreos en la NFL, Seattle alcanzó la gloria como se solía hacer en los emparrillados, cumpliendo a la perfección los detalles del juego, en especial a la defensiva y en equipos especiales.

Una jornada en la que esperaba consolidar su legado con su segundo anillo de campeón se convirtió en un pesadilla para Peyton (su récord ahora es 1-2 en Súper Tazones) en la casa de su hermano Eli (ganador de dos campeonatos), quien, con el rostro desencajado vio desde un palco la tragedia de los Broncos, la franquicia más perdedora en la historia del “Súper Domingo” (5 reveses) y víctima de algunas de las más memorables palizas: 42-10 contra Washingto, 55-10 frente a los 49’s de Joe Montana y la de anoche.

Esta derrota, sin embargo, no modifica la historia de Manning. Terminará su carrera entre los cinco mejores mariscales de campo de todos los tiempos. Pero este es uno de los descalabros más dolorosos en una carrera llena de grandes momentos en temporada regular y más derrotas que triunfos en postemporada (11-12, rompió un empate con Brett Favre con la mayor cantidad de tropiezos en pléiofs). La forma en que cayó el legendario quarterback me recordó a Dan Marino, con quien frecuentemente se le compara. Marino se retiró tras una humillante derrota en postemporada en Jacksonville. Manning no creo que se retire; ha dicho que quiere regresar y su extraordinaria campaña es una muestra de que puede dar más.

Sin duda, Seattle es un merecido campeón. En el MetLife Stadium, no necesitaron de su ensordecedor “jugador número 12” ni la ayuda del clima (no hubo tanto frío ni mal tiempo como se esperaba) para apuntarse una de las victorias más contundentes en la historia de la final. Su estrella Marshawn Lynch, “La bestia”, ni siquiera tuvo un gran día (39 yardas y un touchdown). En 11AM esperábamos el éxito de Seattle, que dejó en el camino a rivales muy duros como Nueva Orleans y San Francisco, pero no por 35 puntos. Era impensable que dejara en ocho puntos a Manning y su maquinaria ofensiva.

“Jugamos contra un gran equipo, necesitábamos jugar realmente bien y no nos acercamos a eso”, comentó Manning, quien descartó sentirse “avergonzado” por la debacle. Su contrapelo Russell Wilson fue el ejemplo de eficacia al completar 18 de 25 pases para 206 yardas y dos touchdowns. Hizo daño por tierra y mostró la frialdad de un veterano en situaciones de tercera oportunidad.

Y este parece ser sólo el principio en Seattle. Carroll, quien se unió a Jimmy Johnson y Barry Switzer como los únicos couches en coronarse en el colegial y la NFL, construye un imperio como lo hizo en la Universidad del Sur de California, donde dirigió a varias futuras estrellas profesionales, luego de fracasar en sus primeros intentos como entrenador a nivel profesional. Muchos jugadores quieren ser parte de los Halcones Marinos porque Carroll los acepta como son, los deja ser, y crea un ambiente de trabajo increíble, divertido y relajado. Así es Seattle, la nueva potencia de la NFL.

MANNING: QUINTO PREMIO AL MÁS VALIOSO

Manning se confirmó como el mejor mariscal de campo de campaña regular al ganar el sábado, en una ceremonia realizada en el Radio City Music Hall, el Premio al Jugador Más Valioso de la temporada.

Esta es la quinta ocasión en la carrera de Manning que recibe el galardón, con lo que amplió su récord, además de que recibió el premio al Jugador Ofensivo del Año.

Manning, quien recibió 49 de los 55 votos para el premio, tuvo la mejor temporada de la historia para un pasador al lanzar para 5,477 yardas y 55 touchdowns, imponiendo marcas de la NFL en ambos departamentos. El apoyador de Carolina, Luke Kuechly, fue elegido como Jugador Defensivo del Año, y su couch Ron Rivera como Entrenador del Año. Como los novatos del año fueron distinguidos Eddie Lacy, corredor de Green Bay, y Sheldon Richardson, tacle de los Jets. El reconocimiento de Regreso del Año fue para Philip Rivers, mariscal de campo de San Diego. El esquinero de los Chicago Bears, Charles Tillman, fue galardonado con el premio Walter Payton al Hombre del Año.

Asimismo, Michael Strahan, Andre Reed, Walter Jones, Derrick Brooks, Aeneas Williams, Claude Humphrey y Ray Guy fueron anunciado el sábado como los más recientes inmortales del fútbol americano profesional para ingresar a Canton.

El súper dato: Manning y su receptor Demaryus Thomas impusieron ayer récords del Súper Tazón. El primero, de pases completos (34), y Thomas, de recepciones (13).
 

Seattle logra un histórico título y deja el escenario listo para el regreso del béisbol